Azúcar para el tinto
Por: Julián Lambraño González
Reseña de "Cuerpo gramatical"
Alguna vez escuché, mientras buscaba el azúcar para el tinto de la tarde, a mi bisabuelo contar la historia de un linchamiento público en el centro de Bogotá: “eso fue terrible, le torcieron la cara y le partieron las patas, lo volvieron nada… y toda la gente ahí mirando, o pateando… yo me quedé un tiempito…luego me fui, todos se volvieron locos…” – Le pasé el tinto y me miré las patas --. Las pensé rotas, moreteadas, golpeadas y aplastadas. Un escalofrío, miedo, terror: no al dolor, no (el dolor es parte de la vida, deduje), por supuesto le dolió; sin embargo, mi espanto era la deformidad (y el de mi abuelo). No se congregaban a hacerlo sufrir, sino a que se viera que sufría.
Cuerpo gramatical: cuerpo, arte y violencia de José Alejandro Restrepo, artista y escritor, es un texto que nos brinda un panorama acerca de asuntos que, precisamente, residen en el pensamiento, pero que involucran al cuerpo. A la violencia en el cuerpo. He aquí un pequeño recorrido.
En Colombia la violencia ha sido cíclica y repetitiva (como la historia en el mundo); nuestros antepasados recuerdan su vida a través de escenas de horror: político, emocional, económico, religioso, cultural, ¿por qué? ¿Acaso el gen humano contiene violencia? Esas vivencias son críticas en su memoria y materiales en sus cuerpos. También en los nuestros.
Ahora bien, sería necio admitir que las barbaries son únicas nuestras. Si la historia es un ciclo, entonces la violencia se repite en la especie humana (¿fruto de la razón que nos hace reconocerla?) y no en territorios específicos. Los significados pueden ser concebidos como singulares, pero no como independientes.
Tendemos a asimilar los significados de las cosas a partir de la deformación: de ideas, de objetos, de cuerpos. En el renacimiento, por ejemplo, se realizaban lecciones de anatomía (Teathrum anatomicum): se presentaba en escena el desmembramiento de un cuerpo que era estudiado por los espectadores que empezaban a comprender la composición anatómica. Violencia que genera conocimiento.
La violencia es capaz de introducirse en el significado, puede transmutar un símbolo, convertirlo en otro, convertirnos en el símbolo o hacer que el símbolo se convierta en nosotros. Aprehendemos de violencias, de culturas. De cultura de violencia y violencias que son cultura. De culturas violentas, pero también de violencias cultas: lo que Nietzsche definía como la espiritualización de la crueldad. “El cuerpo es el espacio gramatical de lo visible y lo legible” (Restrepo, 2006).
Las nociones presentadas por la violencia también generan un interés particular en las artes, que re-presentan los significados del ideario de cuerpo o de partes del cuerpo. En el barroco el cuerpo humano no pretende formar un ícono consolidado, sino que los fragmentos que lo componen crean nuevos significados. Este periodo recalca la alegoría de la imagen escrita, donde la mano, por ejemplo, independiente en una pintura, se convierte en símbolo, el símbolo crea un concepto, y el concepto se inserta al lenguaje. Se descubre el gran poder dela retórica de la imagen.
Esta misma retórica, según el autor, aplica también para la fotografía, que se convierte en espectáculo creador de un nuevo espacio-tiempo donde vivir y morir pueden ser un escándalo atemporal: “Todo aquel que es fotografiado, vivo o muerto es como un espectro que vuelve. Y su retorno es el espectáculo del retorno de lo muerto” (Restrepo, 2006).
A lo largo del libro, se aprecian también variadas fotografías y pinturas. La paridad entre textos e imágenes crea un tono que va más allá de un carácter ilustrativo o anecdótico; se profesan estructuradas constelaciones de citas verbales y gráficas que giran en torno a centros de gravedad definidos por partes o productos del cuerpo: cabeza, senos, ojos, lengua, orejas, miembros, testículos, manteca, carne, vientre y piel.
Otra característica del escrito es su capacidad para desbordar los límites históricos o el ámbito de una sola disciplina: Restrepo encuentra imágenes y palabras en una gran diversidad de lugares, desde grabados antiguos hasta páginas de revistas sociales, desde textos filosóficos hasta narraciones orales o textos de literatura. Este método de asociación de ideas permite decir que el libro Cuerpo Gramatical continuará siendo escrito, de manera atenta, por su autor y por sus futuros lectores. Una obra magnífica.
Ahora puedo entender que mi terror no era solamente la deformidad de un cuerpo, sino la deformación de toda mi estructura intelectual. El ser usado como espectáculo, como evidencia, el dejar de ser, para ser otra cosa. Ya no me da tanto miedo solo que ya no le aplico azúcar al tinto.
Referencias
Restrepo, J. A. (2006). Cuerpo gramatical: cuerpo, arte y violencia. Bogotá: Ediciones Uniandes.